Todos hemos visto, oído, y aun escuchado a pesar nuestro, a pasajeros del tren que, a nuestro lado, hablan sin parar por sus teléfonos. (...) Uno diría que están contando los minutos que los separan de sus seres queridos y que no ven la hora de poder mantener esas conversaciones cara a cara. Pero quizás no haya pensado que muchas de esas charlas por celular que usted escuchó por azar no eran el prolegómeno de una conversación más sustancial a producirse al llegar, sino un sustituto de ella. Que esas charlas no preparaban el terreno para algo real, sino que eran lo real en sí... Que muchos de esos jóvenes anhelantes de informar a sus invisibles interlocutores acerca de su paradero, ni bien lleguen a sus hogares correrán a sus cuartos a cerrar la puerta con llave detrás de sí.
Bauman Zygmunt. Extracto de ´Amor Liquido´
domingo, 15 de febrero de 2009
jueves, 12 de febrero de 2009
Tres millones de conexiones
Internet no es aún un lugar común para todos los argentinos, pero sí para tres millones de hogares, empresas y organizaciones, lo que representa el 7,8 por ciento de la población según el Barómetro Cisco, un estudio que otro gigante de las TICs (Cisco) realiza en forma anual y que presentó en octubre pasado. Esto representa un crecimiento del 49 por ciento respecto de igual mes de 2007 y, por otra parte, prácticamente hace parecer flojo el presupuesto de Cisco de que, para 2010, en Argentina habrá cuatro millones de accesos a Internet. Por eso, Cisco pasó ahora aquella meta inicial, establecida en 2006, cuando comenzó a operar aquí. Según la firma, en toda Latinoamérica existían en junio 23 millones de accesos.
Este avance en lo que se conoce como penetración a Internet fue federal: el corredor de fibra óptica que conforman la ciudad y la provincia de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Mendoza creció un 15,6 por ciento en el primer semestre de este año (últimas cifras actualizadas del Barómetro), mientras que en el Interior más interior, las conexiones crecieron casi el 32 por ciento. En paralelo, se dio un desarrollo –aún incipiente– en la banda ancha móvil, que hoy cuenta con entre 130 y 160 mil accesos. Estas conexiones móviles son incorporadas tanto por empresas como por usuarios no corporativas y su importancia es cada vez mayor en zonas en las que la banda ancha no llega. Y por esas zonas no se habla sólo de Tartagal, sino también de sectores del conurbano bonaerense con servicio a discreción. “El Estado debería tener una mayor iniciativa para informatizar y dotar de herramientas tecnológicas al sector educativo y la administración pública”, consideró en momentos de la presentación del Barómetro 2008 el gerente de Cisco para Argentina, Paraguay y Uruguay, Horacio Werner, que por entonces aseguró que había que redoblar la apuesta, ya que sí en la actualidad existen tres millones de conexiones (dos por ADSL y uno por cable módem), la próxima década deberá arrancar con cinco millones de accesos a Internet para Argentina. No más que el doce por ciento de la población.
Este avance en lo que se conoce como penetración a Internet fue federal: el corredor de fibra óptica que conforman la ciudad y la provincia de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Mendoza creció un 15,6 por ciento en el primer semestre de este año (últimas cifras actualizadas del Barómetro), mientras que en el Interior más interior, las conexiones crecieron casi el 32 por ciento. En paralelo, se dio un desarrollo –aún incipiente– en la banda ancha móvil, que hoy cuenta con entre 130 y 160 mil accesos. Estas conexiones móviles son incorporadas tanto por empresas como por usuarios no corporativas y su importancia es cada vez mayor en zonas en las que la banda ancha no llega. Y por esas zonas no se habla sólo de Tartagal, sino también de sectores del conurbano bonaerense con servicio a discreción. “El Estado debería tener una mayor iniciativa para informatizar y dotar de herramientas tecnológicas al sector educativo y la administración pública”, consideró en momentos de la presentación del Barómetro 2008 el gerente de Cisco para Argentina, Paraguay y Uruguay, Horacio Werner, que por entonces aseguró que había que redoblar la apuesta, ya que sí en la actualidad existen tres millones de conexiones (dos por ADSL y uno por cable módem), la próxima década deberá arrancar con cinco millones de accesos a Internet para Argentina. No más que el doce por ciento de la población.
Google estudia la Web
El internauta
La Radiografía de Internet en Argentina afirma que el uso de la red se reparte entre un 20 por ciento de niños y adolescentes, otro 20 de mayores de 45 años y un 60 por ciento de adultos jóvenes en los planos del entretenimiento y la investigación.
El vértigo. No hay condición, característica o práctica que defina mejor a los argentinos como usuarios de Internet, entendiendo a la red como hipermercado de una multiplicidad de productos derivados de su propia existencia (comunidades virtuales) o adaptados a ella (del e-mail al e-commerce, pasando por el home-banking y los sitios corporativos). El internauta –sea usuario, prosumidor o webmaster– está entonces regido por la lógica del vértigo, aunque esto no es necesariamente un defecto. La vertiginosidad ocurre en la necesidad –casi una obligación– de la actualización constante de tecnologías de la información y la comunicación (TIC), en la propiedad enciclopédica de Internet y, un poco más allá, en la traspolación de los fugaces tiempos de la vida real a la virtualidad.
Curiosamente, si se parte del lugar común, o efectivamente, si se intenta un estudio más o menos científico, los jóvenes menores de 18 años no se apropian tan a menudo de la red para educarse, jugar o explorar como los adultos de 18 a 45 años para trabajar, pagar cuentas e informarse. Según la Radiografía de Internet en Argentina que Google presentó ayer, la penetración de niños y adolescentes a Internet no significa mucho más del 20 por ciento del uso global. Los adultos jóvenes se hicieron, al menos en 2008, con más del 60 por ciento del uso, y para los mayores de 45 queda la misma proporción que para los de menos de 18.
Sí sigue siendo cierto, tanto desde el topois como desde la ciencia estadística, que quien de menos dinero dispone, menos acceso a la red tiene. La décima parte de los usuarios sobrevive con menos de 400 dólares mensuales; el 22 por ciento tiene ingresos de hasta 1000 dólares, aunque el grueso está bastante por debajo de aquella cifra; un 33 por ciento de quienes acceden disponen de entre mil y cuatro mil dólares mensuales y una cantidad similar de usuarios supera esa franja, entre los que se cuentan las conexiones empresariales, corporativas y multimediales. Entre ellas, el acceso mediante servicios de banda ancha es del 85 por ciento.
A estas últimas cifras se debe prestar especial atención, desde que el estudio está realizado sobre conexiones residenciales, de empresas y de organismos. De haberse incorporado conexiones que no fueran in situ propio (fundamentalmente cybercafés), los escalafones serían más parejos. En lo que tampoco hay una correlación demasiado estrecha es entre las edades y el nivel de instrucción formal o académica de los internautas argentinos: el 58 por ciento no terminó el secundario, mientras que el 30 sí tuvo esa posibilidad y un 11 pudo lograr acceder a una instancia superior.
No se recupera de la Radiografía... una diferencia significativa entre la cantidad de jóvenes que usan Internet para entretenerse con videojuegos online y los que la utilizan como herramienta de consulta y aprendizaje. Ambos casos duplican el porcentaje de uso para el trabajo y el comercio.
Por otra parte, también se podría decir –de hecho, fue y es dicho corrientemente, sin respaldo estadístico– que el usuario argentino rara vez paga por los contenidos culturales que descarga, se trate de música, videos, películas, libros electrónicos o videojuegos. Según este documento, menos del cinco por ciento de los videos que se descarga son pagados. En el caso de música, el porcentaje que es abonado está por debajo del tres por ciento, cuando el 88 por ciento de quienes usan Internet descarga o descargó canciones, álbumes o discografías enteras.
Como contrapartida, el comercio electrónico de tecnología, telefonía, indumentaria y otros bienes de uso alcanzó los mil millones de dólares. Y aquí el mayor vértigo: se estima que durante el próximo lustro el e-commerce crecerá a una tasa compuesta anual del 36 por ciento, lo que llevaría el volumen a 4,5 mil millones de dólares para el año 2013. Que las cifras estén consignadas en dólares tiene que ver con otro tipo de vértigo: el cambiario en “el mundo real”, y, particularmente, en el país.
El caso de la publicidad con fondos y destinos argentinos en Internet es paradigmático en esto también. El volumen de transacciones para este año orilló los 80 millones de dólares, apenas el 3 por ciento del mercado publicitario actual, en el que los medios de comunicación, especialmente televisivos, no se ven amenazados en su liderazgo. Aunque, según las proyecciones que surgen de la Radiografía..., realizada por la consultora Pyramid Research, en los próximos cinco años el segmento www del mercado publicitario habrá alcanzado el 10 por ciento del total de operaciones, con más de 400 millones de dólares. Este impulso será de importancia para expandir el mercado total de la publicidad en Argentina a los 4 mil millones de dólares, partiendo de los 2,4 mil millones de 2008.
Pero no todo en Internet es comercio, publicidad o descargas culturales. Sólo el 12 por ciento de los usuarios argentinos de Internet no accede a noticias o informaciones. Lo que, lejos de demostrar a la world wide web como una suerte de Biblioteca de Alejandría, expresa que desde webmails a redes sociales, de buscadores a blogs personales, cada vez existen menos sitios que no linkeen noticias de último momento. No por naturaleza iluminista, sino por una realidad comercial: el link es dinero. Las estadísticas afloran en cada campo que pueda pensarse dentro de la red. En ocasiones, dando fundamento al lugar común. En otras, rebatiéndolo. Pero de una u otra forma, poniendo implícitamente de manifiesto que, aunque el e-commerce, el home-banking y el consumo cultural hayan crecido en la red, Internet no es todavía un lugar común para todos los argentinos.
La Radiografía de Internet en Argentina afirma que el uso de la red se reparte entre un 20 por ciento de niños y adolescentes, otro 20 de mayores de 45 años y un 60 por ciento de adultos jóvenes en los planos del entretenimiento y la investigación.
El vértigo. No hay condición, característica o práctica que defina mejor a los argentinos como usuarios de Internet, entendiendo a la red como hipermercado de una multiplicidad de productos derivados de su propia existencia (comunidades virtuales) o adaptados a ella (del e-mail al e-commerce, pasando por el home-banking y los sitios corporativos). El internauta –sea usuario, prosumidor o webmaster– está entonces regido por la lógica del vértigo, aunque esto no es necesariamente un defecto. La vertiginosidad ocurre en la necesidad –casi una obligación– de la actualización constante de tecnologías de la información y la comunicación (TIC), en la propiedad enciclopédica de Internet y, un poco más allá, en la traspolación de los fugaces tiempos de la vida real a la virtualidad.
Curiosamente, si se parte del lugar común, o efectivamente, si se intenta un estudio más o menos científico, los jóvenes menores de 18 años no se apropian tan a menudo de la red para educarse, jugar o explorar como los adultos de 18 a 45 años para trabajar, pagar cuentas e informarse. Según la Radiografía de Internet en Argentina que Google presentó ayer, la penetración de niños y adolescentes a Internet no significa mucho más del 20 por ciento del uso global. Los adultos jóvenes se hicieron, al menos en 2008, con más del 60 por ciento del uso, y para los mayores de 45 queda la misma proporción que para los de menos de 18.
Sí sigue siendo cierto, tanto desde el topois como desde la ciencia estadística, que quien de menos dinero dispone, menos acceso a la red tiene. La décima parte de los usuarios sobrevive con menos de 400 dólares mensuales; el 22 por ciento tiene ingresos de hasta 1000 dólares, aunque el grueso está bastante por debajo de aquella cifra; un 33 por ciento de quienes acceden disponen de entre mil y cuatro mil dólares mensuales y una cantidad similar de usuarios supera esa franja, entre los que se cuentan las conexiones empresariales, corporativas y multimediales. Entre ellas, el acceso mediante servicios de banda ancha es del 85 por ciento.
A estas últimas cifras se debe prestar especial atención, desde que el estudio está realizado sobre conexiones residenciales, de empresas y de organismos. De haberse incorporado conexiones que no fueran in situ propio (fundamentalmente cybercafés), los escalafones serían más parejos. En lo que tampoco hay una correlación demasiado estrecha es entre las edades y el nivel de instrucción formal o académica de los internautas argentinos: el 58 por ciento no terminó el secundario, mientras que el 30 sí tuvo esa posibilidad y un 11 pudo lograr acceder a una instancia superior.
No se recupera de la Radiografía... una diferencia significativa entre la cantidad de jóvenes que usan Internet para entretenerse con videojuegos online y los que la utilizan como herramienta de consulta y aprendizaje. Ambos casos duplican el porcentaje de uso para el trabajo y el comercio.
Por otra parte, también se podría decir –de hecho, fue y es dicho corrientemente, sin respaldo estadístico– que el usuario argentino rara vez paga por los contenidos culturales que descarga, se trate de música, videos, películas, libros electrónicos o videojuegos. Según este documento, menos del cinco por ciento de los videos que se descarga son pagados. En el caso de música, el porcentaje que es abonado está por debajo del tres por ciento, cuando el 88 por ciento de quienes usan Internet descarga o descargó canciones, álbumes o discografías enteras.
Como contrapartida, el comercio electrónico de tecnología, telefonía, indumentaria y otros bienes de uso alcanzó los mil millones de dólares. Y aquí el mayor vértigo: se estima que durante el próximo lustro el e-commerce crecerá a una tasa compuesta anual del 36 por ciento, lo que llevaría el volumen a 4,5 mil millones de dólares para el año 2013. Que las cifras estén consignadas en dólares tiene que ver con otro tipo de vértigo: el cambiario en “el mundo real”, y, particularmente, en el país.
El caso de la publicidad con fondos y destinos argentinos en Internet es paradigmático en esto también. El volumen de transacciones para este año orilló los 80 millones de dólares, apenas el 3 por ciento del mercado publicitario actual, en el que los medios de comunicación, especialmente televisivos, no se ven amenazados en su liderazgo. Aunque, según las proyecciones que surgen de la Radiografía..., realizada por la consultora Pyramid Research, en los próximos cinco años el segmento www del mercado publicitario habrá alcanzado el 10 por ciento del total de operaciones, con más de 400 millones de dólares. Este impulso será de importancia para expandir el mercado total de la publicidad en Argentina a los 4 mil millones de dólares, partiendo de los 2,4 mil millones de 2008.
Pero no todo en Internet es comercio, publicidad o descargas culturales. Sólo el 12 por ciento de los usuarios argentinos de Internet no accede a noticias o informaciones. Lo que, lejos de demostrar a la world wide web como una suerte de Biblioteca de Alejandría, expresa que desde webmails a redes sociales, de buscadores a blogs personales, cada vez existen menos sitios que no linkeen noticias de último momento. No por naturaleza iluminista, sino por una realidad comercial: el link es dinero. Las estadísticas afloran en cada campo que pueda pensarse dentro de la red. En ocasiones, dando fundamento al lugar común. En otras, rebatiéndolo. Pero de una u otra forma, poniendo implícitamente de manifiesto que, aunque el e-commerce, el home-banking y el consumo cultural hayan crecido en la red, Internet no es todavía un lugar común para todos los argentinos.
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